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La infancia vista desde el arte

  • Foto del escritor: Isidra Guevara
    Isidra Guevara
  • 2 feb
  • 2 Min. de lectura

América Latina es una región de contrastes. Mientras algunos niños crecen en entornos de extrema pobreza, otros nacen con un camino prometedor ante ellos. Sin embargo, hay algo que los une a todos: la pureza de su mirada, esa luz vibrante que observa el mundo con asombro e inocencia.


Observar con todos los sentidos, percibir la esencia de la realidad a través de una mirada y comprender el futuro con la transparencia de un niño es un desafío para los adultos. ¿Cómo se ven los sentimientos? ¿De qué colores están hechos? Algunos aún lo recordamos, porque hemos logrado mantener vivo a nuestro niño interior. Sin embargo, la rutina y la velocidad del mundo moderno nos han robado la capacidad de notar esos detalles esenciales.





De los 630 millones de personas en América Latina, 193 millones son niños, niñas y adolescentes. Al escuchar esta cifra, probablemente pienses: "No sabía que eran tantos".  Caminamos por las calles sin darnos cuenta de que ellos están ahí, observándonos. Llenan las escuelas, admiran las vitrinas de las tiendas, siguen atentamente nuestras redes y absorben cada una de nuestras palabras.


Ver a los niños jugar me inspira a capturar esos momentos efímeros que, aunque fugaces, contienen una esencia trascendental.



Vivimos rodeados de inspiración y de jueces silenciosos, como si el futuro nos observara de cerca, evaluando cada uno de nuestros pasos. Pero, ¿alguna vez nos hemos detenido a ver lo que esconden esos ojos? Miradas que pueden llevarnos de vuelta a nuestro pasado o recordarnos que el futuro nos exige actuar en el presente.



Un instante que lo cambia todo.


Si pudieras detener el tiempo por un instante, ¿qué verías en los ojos de los niños que te rodean? ¿Reflejan alegría, esperanza o tal vez una historia aún no contada?

Cada una de mis pinturas busca capturar la realidad de la infancia desde una perspectiva que va más allá de lo visual. No se trata solo de colores y pinceladas, sino de transmitir el alma de cada niño, su esencia, sus emociones. A través del arte, quiero llevarnos a sentir su entorno, su presente y su verdad. Porque la infancia es un espejo en el que todos, en algún momento, hemos estado reflejados.






Este es un llamado a detenernos, a reencontrarnos con nuestro niño interior y a recordar que cada mirada infantil lleva una historia. Es la oportunidad de hacer una pausa en la rutina, de mirar con otros ojos, de hacer las paces con nuestra responsabilidad de cambiar el mundo.

Los niños ven con su verdad, sin filtros ni máscaras. Cada verdad que reflejan puede ser un llamado a la acción, una chispa que nos impulse a hacer del presente un mejor lugar para ellos.

¿Cómo era tu mirada cuando eras niño? Espero que, a través de mis pinturas, puedas redescubrirla y que te muevan tanto como a mí me movieron los colores en mis lienzos.


Isidra Guevara

 
 
 

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